Por Oswaldo Ochoa
Socio de Auditoría Interna, Consultoría y Gobierno Corporativo de la Firma Global Practice México.
Hace un tiempo escuchaba en una entrevista a un empresario y mentor, Marcus Dantus, donde se mencionaba que para evaluar si tu perfil es el adecuado para emprender, tenías que hacerte una pregunta y aquí es donde iniciamos: ¿Disfrutas más de una montaña rusa o de un carrusel? Y esa analogía es bastante apegada a la realidad de los emprendedores, porque en efecto, en la montaña rusa no sabes en qué momento llegas a la cima y qué tan rápido puedes bajar. Esto sin contar todos los riesgos a los que estamos expuestos durante esta montaña rusa, si lo hablamos en lo personal, podemos tener fuertes mareos, dolores de cabeza, taquicardias y niveles de tensión o estrés momentáneos, minutos que pudieran parecer horas al no ser un paseo placentero, siendo que existen personas que adoran las explosiones de adrenalina y con ello la producción de dopamina, la cual nos provoca la felicidad, una felicidad que para otros pudiera parecer extraña o, hasta cierto nivel, masoquista.
Existen personas que pudieran hablar sobre un periodo de 12 meses y otras de hasta 24 meses en los cuales el emprendedor está más expuesto a diversos riesgos. Ahí tendría que hacerse la segunda pregunta ¿Estoy dispuesto a pasar por este tiempo durante una montaña rusa?
En caso de seguir, es poner sobre la mesa todos los riesgos que puedan pasar, tomando en cuenta que un riesgo es todo aquello que nos pueda impedir lograr nuestros objetivos, y con ello vendrá la gestión, administración o respuesta al riesgo, entre lo que habrá cosas que estén en nuestras manos y otras totalmente fuera, pero tenemos que aceptarlo y en algunos casos vamos a requerir del apoyo de expertos que nos ayuden a gestionar; considerando esto, los temas que se deben cuidar son los siguientes:
1. Modelo de Negocio
Uno de los riesgos más grandes es que queremos que nuestro modelo sea lo más apegado a la perfección y eso no va a pasar. No es necesario que todo sea perfecto para iniciar, ya que jamás lo será, el reto es atreverse e ir evaluando los resultados con cabeza fría, sabiendo obtener de forma rápida la respuesta del mercado. Si esperamos demasiado, puede ser muy tarde, y si no sabemos obtener validación, podemos estar invirtiendo en un barril sin fondo.
2. Sistema producto
Otro de los riesgos más frecuentes que nos encontramos es el estar demasiado optimistas y hasta “enamorados” de un concepto con el cual se planean ingresos muy altos y reducción de costos en el mediano plazo. Lo cual conlleva a gastos de venta muy elevados con fronteras muy lejanas para un punto de equilibrio.
3. Tiempo de vida
Cuando se inicia con los proyectos estamos tan motivados que pocos evaluamos el tiempo que le pondremos como fecha de vida al proyecto, pero esto nos permitiría medir si la estrategia de la empresa es adecuada o se debe cambiar. Es vital, ya que de lo contrario, podemos estar invirtiendo en muchas adecuaciones a nuestro producto o servicio, que puede seguir sin ser bien recibido por el mercado, y algunas veces caemos en la creencia de que un emprendimiento puede evaluarse desde los 12 hasta los 24 meses. Establezcamos un tiempo límite para saber si vamos a continuar o dedicarnos a otro proyecto.
4. Presupuestos
Cuando se realizan las proyecciones de venta, muy pocas veces se toman en cuenta los gastos o inversiones extraordinarias, por lo cual es importante considerar que debemos de tener un sueldo inicial, un fondo de reserva o imprevistos, un comparativo de gastos fijos y variables, y mucha claridad sobre los flujos de efectivo, ya que uno de los mayores errores es considerar todo lo que tenemos en nuestro banco como nuestro, cuando ahí se tiene el dinero de los impuestos que se tienen que declarar, y es muy común que se termine tomando como propio y teniendo omisiones de cumplimiento con las autoridades.
5. Integración de equipo
Para llevar un proyecto en el cual podamos gestionar de mejor manera los riesgos internos, sin duda es necesario contar con un equipo de trabajo que esté alineado y comprometido con nuestro proyecto, y esto será necesario para mantener la buena actitud, no perder ese optimismo pero sin llegar a caer en un positivismo exagerado que nos nuble la realidad. El reclutar personas que compartan los valores de nuestro proyecto y que busquen trabajar por los mismos objetivos sin duda será básico.
6. Uso de la Tecnología
Hoy existe diversidad de herramientas que nos permiten realizar actividades de forma más eficiente, que nos ayudan a delegar actividades, dar seguimiento, cuantificar cumplimiento o resultados. Esto enfocado a la parte operativa, comercial o de mercadotecnia. Hoy sería inconcebible un proyecto que no tiene dentro de su estrategia el uso y aprovechamiento de la tecnología a la que tenemos acceso.
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